Estancamiento, inflación y degradación social

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Comenzando con Estancamiento, inflación y degradación social

Uno de los pilares más publicitados del “modelo” era el superávit fiscal. Su relevancia estaba de forma plena justificada dependiendo de la historia de indisciplina fiscal que condujo al estancamiento económico y la alta inflación. En la salida de la crisis del año 2002, se consiguió que los ingresos públicos superen a las erogaciones mas aplicando instrumentos toscos y no sostenible. De ahí que, surgieron de nuevo los desequilibrios fiscales por la baja calidad de la administración pública amputando otra vez las posibilidades de progreso social. 
 
Información oficial publicada por el INDEC apunta que la actividad industrial en el mes de mayo cayó cinco% con respecto a igual mes del año precedente y que en los primeros 5 meses se amontona una contracción de tres con ocho% con respecto a igual periodo del año precedente. Este desarrollo negativo de la actividad productiva está impactando en los niveles de empleo. Basándonos en la declaración jurada de los empleadores frente a la AFIP, se estimó que en el primer trimestre del año 2014 el empleo asalariado registrado en el ámbito privado cayó un 0,3%, liderando la caída el agro (-tres con nueve%), la industria (-uno con cero%) y la construcción (-uno con dos%). 
 
Si bien muchos factores explican la caída en la producción y el uso, la problemática situación del país con la deuda externa acapara la mayor atención. No obstante, mucho más esencial es el proceso por el que se pasó de reivindicar el superávit fiscal como un componente principal del “modelo” a una situación de profundo y persistente desequilibrio fiscal.  
 
Datos oficiales del Ministerio de Economía sobre el resultado financiero del ámbito público nacional dejan medir con objetividad esta involución: 

  • En los 4 primeros meses de los años 2004 y 2008, se registró un superávit fiscal del orden de los 459 millones de dólares americanos promedio mensual. 
  • En los 4 primeros meses de los años 2009 y 2013, se pasó a un déficit fiscal de en torno a los 196 millones de dólares americanos promedio mensual. 
  • En el primer cuatrimestre del año 2014, el déficit fiscal alcanzó los 604 millones de dólares americanos promedio mensual. 

Estos datos confirman que en los primeros años la política fiscal se ajustó a la premisa del “modelo” que proclamaba la relevancia del superávit en las cuentas públicas. Mas desde el año 2009 se entró en situación de desequilibrio que se fue haciendo poco a poco más profunda, al punto que en el año 2014 se llega a un nivel récord. La acumulación de seis años consecutivos de déficit fiscal demuestra un claro apartamiento de las ideas originales sobre las que se apoyaba el “modelo”. 

Que el superávit fiscal sea prioritario tiene lógica a la luz de la larga historia de indisciplina fiscal que trajo aparejado estancamiento, inflación y humillación social. Sin embargo, la estrategia aplicada al salir de la crisis del año 2002 estuvo empapada de una visión meramente “contable” (que los ingresos superen a los gastos), con un gran desprecio por la calidad del gasto y la administración pública. Esto se verifica con los toscos y no sostenible instrumentos a los que se apelaron. Por poner un ejemplo, incrementos de impuestos distorsivos, licuefacción de jubilaciones, no pago de deuda pública por moratoria unilateral, inversión deficiente en infraestructura o bien el consumo de ahorros previsionales. 
 El menosprecio por la calidad en el manejo del gasto público degradó la situación fiscal. Así es como la carencia de inversiones fuerza a utilizar una gran masa de fondos públicos para abonar la importación de energía, la vuelta al pago de deuda pública impone cargos muy costosos, los impuestos distorsivos sofocan la actividad productiva y de forma lenta, mas implacable, se explicitan las consecuencias de infringir con las reglas previsionales. Dado este panorama, las expectativas por el arreglo con los “fondos buitres” son exageradas y riesgosas. Para los mercados financieros internacionales es la ocasión de regresar a prestarle a la Argentina a tasas de interés muy deseables sabiendo que el presente Gobierno no va a ser el obligado al pago. Desde las perspectivas de los intereses del país, recobrar capacidad de endeudamiento público en un marco de desorden fiscal insostenible es peligroso. Aunque normalizar la situación con los acreedores externos es fundamental, mucho más esencial es regresar a priorizar el superávit fiscal. De ahí que, más alarmante que los fallos de la justica de Estados Unidos, es la sanción de reglas como la nueva moratoria previsional o bien el régimen de pensiones graciables a presos políticos de la dictadura (después de 30 años de democracia). 
 Fuente: IDESA 
 

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